Es la Feria de Abril anual, y miles de sevillanos y turistas están más emocionados que un toro en un encierro para disfrutar de la fiesta. Pero esta vez, los políticos deciden unirse al jolgorio y se les va de las manos, ¡se vuelven más peligrosos que un toro bravo en una cacharrería!
Empiezan a beber jerez como si no hubiera mañana, a devorar jamón como si fueran cerdos en un banquete y, para colmo, empiezan a armar un lío que ni las cabras en el monte se imaginan. ¡La Feria se convierte en un auténtico caos político!
Pero de repente, ¡aparece el flautista mágico! Toca su melodía como si fuera un experto en músicas místicas y conjura la antigua magia de Sevilla. El ritmo es tan pegadizo que los políticos (ratas incluidas) no pueden resistirse y empiezan a seguirlo fuera de la Feria. ¡Es como si les hubieran echado queso y ellos fueran ratones hambrientos!
El flautista mágico los guía fuera de la ciudad, tocando su música sin cesar. ¡Y zas! Cuando se da cuenta, ¡las ratas políticas han desaparecido! ¡Qué maravilla! Se acabaron las trifulcas y las maquinaciones políticas en la Feria. ¡Todo gracias a la música del flautista!
La ciudad respira aliviada y los sevillanos, entre risas y chirigotas, se felicitan unos a otros por haberse librado de los politiquillos corruptos. El ambiente festivo vuelve a inundar la Feria, y ¡que vuelva a sonar «La Macarena» de LOS DEL RIO!
Así que ya sabes, si alguna vez en la Feria de Abril ves a un flautista misterioso, ¡ten cuidado! Puede que esté ahuyentando a las ratas políticas y devolviendo la alegría a la ciudad. ¡Qué vivan la música, la fiesta y un país libre de ratones políticos! ¡Olé!
UNA COJA COJONUDA 
Osti que bo
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